lunes, 1 de febrero de 2010

Eso que no dije hoy, pero que lo digo, pienso y siento todos los días de la vida.

Un día de sol, como lo de rutina, sin ocupaciones de gran importancia, así era hoy. Desperté de un sueño extrañísimo, premonitorio... tal vez. Salí de mi sueño, porque el sol daba en mi cara porque si fuese por mi, seguía de largo. -Como puedes ver, hasta ahí, está todo monótonamente normal- en realidad siguió así hasta avanzada la tarde, cuando recibí aquella llamada.
Esa llamada, que no esperé. Tomaba un té con canela, en mi tazón de siempre, a mi lado estaba mi padre y sus canas, mi madre a su lado y el frente mi hermana menor, que no parece menor de lo alta que es, todos juntos en esa mesa redonda, que tenía jamón, mantequilla, pastelitos de Curicó, y no sé qué cosas más.
Suena el teléfono, un par de veces, tres o cuatro a lo mejor, mi madre pensó que era para ella, pues esperaba una llamada importante- que en verdad era importante para ella solamente-.
Mi querida madre contesta y me llama, diciéndome que era él, quien quiere hablar conmigo; corrí hacia el teléfono, tomé el auricular, y mi rostro hizo que mi sonrisa apareciera al momento de escuchar esa voz que hace tanto no oía, mis ojos brillaron y mi voz se agudizó, al punto de quebrarse, mas solo pude decir un tímido: "hola".
Conversamos por unos cuantos minutillos, pero a mi me parecieron horas, porque nos colocamos
al día, oralmente, porque por escrito lo estamos. Corté sin decir un "te amo" final, pues todos los que estaban al comienzo en la mesa, con el jamón y la mantequilla, miraban con ojos enormes y escuchaban atentamente lo que hablaba... comprenderás que no soy tan extrovertida en esos momentos, en fin... lo digo acá, allá, y en todas partes (eso que no te dije, pero que sabes que lo siento, y lo seguiré sintiendo). Te amo

http://www.youtube.com/watch?v=bjY5XilE8fY
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