domingo, 27 de junio de 2010

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Trenzaba su pelo sin saber lo que ocurriría, miraba en el espejo la tez morena de su rostro que no reflejaba más que lo deseos por revertir el tiempo y volver a aquellas risas incontenibles de antaño. Subió las escaleras de la estación de ferrocarril urbano, pensando que iba a favor del reloj, mas no era así; la espera de aquel nublado día ya estaba ahí, jugando con un callejero can y saboreando lo más dulce que pueda haber: azúcar quemada con las semillas nacientes de la tierra.
Jugó, sonrió, pero siempre estaba en un constante recordar; observó en la compañía niños jugar, niños saltar y arrastrarse también, no será la primera vez que la acción de mirar al otro lado, sea fruto de una descortesía, sin embargo, todo está bien, los acuerdos se respetan-dicen-. Por ahora, dejemos las primeras, segundas, terceras, cuartas y hasta las quintas anormales, sigamos el camino...
Un camino que se hacía eterno por las calles que el subterráneo salvaguardaba, por plazuelas carnavalescas, por edificios no seguros los cuales nos echaban a volar la imaginación de ser delincuentes juveniles.
Caminábamos, y caminábamos, llegamos al lugar, observábamos películas sin-sentido, y de la misma forma derrotamos lo que habíamos acordado.
Ya no acordamos lo que prometemos, ya no se dice lo que siempre se hace.

De dos locos caminando por la ciudad.

jueves, 24 de junio de 2010

Mi dibujo


Y como dicen que la vida es como un dibujito, yo la pintaría así:
Comenzaría por dibujar a todas las personas que quiero en el centro, sin ningún defecto o con alguno que otro para que no se haga tan fome la vida; les dibujaría ojos grandes para que puedan ver y no dejen pasar ningún detalle, les haría una gran sonrisa para que las lágrimas que cayeran no tuvieran otro destino que su boca, los haría disfrutando del paisaje, de aquel verde-árbol y de ese azul-cielo que caracterizarían mi dibujo. No me puedo olvidar de aquel sol amarillo intenso que cegaría a esos grandes ojos, tampoco puedo olvidar a los pajaritos que cantan-o que simulen cantar en mi dibujo-.
Más importante aun, es el tener una goma de borrar en mis manos para que al menor intento de que un dibujo feo se entrometa en mi paisaje ideal, yo con el poder que me confiere el ser artista, lo saque de inmediato y sin chistar, lo (o la) borre de inmediato.

martes, 22 de junio de 2010

gigantografía

Blogspot- fotolog- facebook- hotmail- g*mail- twitter.
Generan: estupidez humana.

viernes, 18 de junio de 2010

Hoy, uno de esos que no hay todos los días


Yo hoy tuve un día espectacular, creo que mi suerte cambió drásticamente desde hoy. ¡Sí!, desde que al cargar mi pase escolar, el señor cajero me dio el vuelto y me cargó el doble de lo que pedí. Hoy fui feliz además, porque comí las papas fritas más saldas de la tierra, porque además vi llover con sol y porque no puedo olvidar que escuché la canción precisa en el momento justo: cuando estaba en el andén del metro y una bebé me mira y ríe, no sé si de mi, pero se ríe.
Hoy fue de esos días extrañamente especiales, porque además vi en un par de ojos que reflejaban ese sol que lloraba desde el cielo, porque unas manos ajenas a las mías tenían tanta sal como la comida chatarra que comí y, sobretodo porque esa canción cada vez que la escucho, me recuerda a esa persona con la miré las nubes negras de hoy.

lunes, 14 de junio de 2010

Éramos

Éramos lo que disfrutaban del verde de las hojas que se arriman a los árboles en primavera, juntos escribíamos los versos más tristes esta noche, dejando atrás lo que la gente quería de cada uno. Reímos por la gente que se disfrazaba delante de nosotros, pues queríamos ser los únicos que viviesen en una fiesta permanente de risas y alcohol-dulce.
Cuando cantábamos la melodía del vagabundo que nos bautizó con su canto popular frente a una iglesia, fuimos felices. Cuando disfrutabamos de los helados cuyos sabores agri-dulces eran mis preferidos y tú con una mueca de asco, decías que preferías lo tradicional, ahí reíamos. Sin embargo, también lloramos, y lloramos juntos las despedidas de ángeles que siguen de pie, seguimos junto a ellos tratando de seguir adelante, mas la vida y lo que nos rodea se encargó de degradar las risas y las situaciones cotidianas que hacíamos, hace no mucho, especiales.
Éramos dos chiquillos jugando a vivir, éramos dos individuos solitarios en la ciudad dormida que un día de lluvia se encontraron; siguieron siendo "nadie", pero entre sí formaron aquel nosotros que tanto se anhelaba.
No sé ni tengo la certeza- tampoco creo tener los poderes- como para saber si algún día volverá el pasado, y lo más probable es que no pues por más que se quiera, la vida se encarga de enseñarnos a aprender a vivir, para eso se viene acá mijita diría mi madre, pero por más que niegue los consejos de ella, sé que dice la verdad. Cuando existen sentimientos y no se quiere asumir lo que es inminente, el cielo vuelve a llorar como la primera vez lo hizo, como cuando todo dormía y como cuando las miradas hacían su trabajo todos los días.

domingo, 13 de junio de 2010

Un gracias.


Al parecer la vida, poco a poco, nos va enseñando que las únicas personas incondicionales son a los que en muchas ocasiones los dejamos de lado: nuestra familia. Agradezco infinitamente al cielo o a quien sea el hecho de haberme puesto en el camino de ellos. Pues son quienes se preocupan por mi en todo orden de cosas, porque se soltó el botón de mi pantalón hasta el hecho de cuidarme mientras estoy enferma de quien sabe qué cosa.
Son quienes me preguntan por qué lloro en las noches, pensando que nadie me escucha, son quienes se ríen conmigo cuando celebro mis éxitos, son quienes me alientan ante mis fracasos, ellos son todo y no sé qué pasaría si alguno de los dos faltase.
Son algo más que esos amigos incondicionales o aquel amor pasajero, más, mucho más.
No me queda más que decirles gracias, de una manera cobarde.