lunes, 14 de junio de 2010

Éramos

Éramos lo que disfrutaban del verde de las hojas que se arriman a los árboles en primavera, juntos escribíamos los versos más tristes esta noche, dejando atrás lo que la gente quería de cada uno. Reímos por la gente que se disfrazaba delante de nosotros, pues queríamos ser los únicos que viviesen en una fiesta permanente de risas y alcohol-dulce.
Cuando cantábamos la melodía del vagabundo que nos bautizó con su canto popular frente a una iglesia, fuimos felices. Cuando disfrutabamos de los helados cuyos sabores agri-dulces eran mis preferidos y tú con una mueca de asco, decías que preferías lo tradicional, ahí reíamos. Sin embargo, también lloramos, y lloramos juntos las despedidas de ángeles que siguen de pie, seguimos junto a ellos tratando de seguir adelante, mas la vida y lo que nos rodea se encargó de degradar las risas y las situaciones cotidianas que hacíamos, hace no mucho, especiales.
Éramos dos chiquillos jugando a vivir, éramos dos individuos solitarios en la ciudad dormida que un día de lluvia se encontraron; siguieron siendo "nadie", pero entre sí formaron aquel nosotros que tanto se anhelaba.
No sé ni tengo la certeza- tampoco creo tener los poderes- como para saber si algún día volverá el pasado, y lo más probable es que no pues por más que se quiera, la vida se encarga de enseñarnos a aprender a vivir, para eso se viene acá mijita diría mi madre, pero por más que niegue los consejos de ella, sé que dice la verdad. Cuando existen sentimientos y no se quiere asumir lo que es inminente, el cielo vuelve a llorar como la primera vez lo hizo, como cuando todo dormía y como cuando las miradas hacían su trabajo todos los días.

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