sábado, 11 de mayo de 2013

Olor a Caribe

Noche fría, vagones vacíos en vísperas de festivos.
Yo sentada al lado derecho de la marcha del tren y tú, se supone que esperando a las afueras de la estación.
Bajo del tren, subo las enormes escaleras. Salgo de la estación, miro a todos lados. No hay nadie. Hace frío.

Miro nuevamente, pensando en que me equivoqué y sí estás. No. No hay nadie.
Mientras camino, llamo a tu teléfono para poder decir que estoy donde acordamos. Se oyen risas y entre las tantas, la tuya. Cuelgo  el teléfono. Vuelvo a llamar y contestas como si nada. -Acá estoy, dije-, me contestas que vas en camino, que me vaya por "donde siempre".


Camino y tu risa y olor a caribe me saludan. Contesto el beso, pero mi risa es falsa.
Subimos a tu departamento, hay gentes, risas y nuevamente olor a caribe.
Intento nuevamente asentir con risas, pero no puedo.
Intento marchar. Golpea el frío y yo camino con lágrimas incoloras en las mejillas.


Corro por las calles tratando de escapar del olor a caribe y no es posible, me sigue. Hay viento frío.

Subo al metro, el olor se queda en la superficie, pero sigue ahí la humedad por mis mejillas.
Salgo del metro nuevamente y lo único que atrás mio, es el frío.