viernes, 18 de marzo de 2016

Las lágrimas han sido sus compañeras eternas, solo que se esfuman antes de salir de sus ojos. Ojos de un profundo tono marrón y que brillan al sol cada vez que proyecta felicidad.
Sin embargo, llegó la hora de poder abandonar ese brillo tan particular,  de poder avanzar y de dejar de ser el sol que también eliminaba de tu rostro aquellas lágrimas de penas que nunca pasarán.

lunes, 14 de marzo de 2016

Hombre café

Él es un hombre al que le gusta el orden, quizá en sus más recónditos pensamientos tenga una que otra neurona fascista, es probable.
Deja cada mañana sus pantuflas ordenadas a los pies de la cama, porque a la tarde, cuando llega de su oficina lustra sus zapatos para el siguiente día y el cómodo calzado es su relajo de media tarde.
Sus lentes no lucen ningún rayón ni mancha, los limpia cuidadosamente y los deja en su caja color café, cada vez que descansa su vista del eterno acompañante: su computador, su teléfono y sus cientos de redes sociales. Estas últimas son sus compañeras de noche, de aquellas noches en que ella no quiere ni saber de él. 
Su departamento está decorado con rigurosos tonos café y blanco invierno, la seriedad de su comportamiento se refleja en las lámparas de tonos y ángulos rectos, él se siente bien así.
De vez en cuando ejercita su cuerpo y expulsa el estrés semanal que ocasiona su importante trabajo.
De vez en cuando cocina y no espera el delivery, pues paciencia para ese tipo de nimiedades no tiene-tanta-.
Su vida es una mentira, su vida es egoísta, el egocentrismo de su personalidad vanidosa hace que las personas se alejen, ya que aparenta un humor negro que solo logra alejar a quien tiene el más mínimo intento de acercamiento amistoso. 
Esas lejanías, que sin dudas son muchas, son solo el reflejo de la vida que le ha tocado vivir, él no tienen la culpa; la tiene la vida, su vida. Llantos que esconde, llantos que quizás nunca salieron a flote y que aleja los hombros que solo quieren hacerle compañía momentánea.

Yo lo observo de cuando en vez y cuando logro hacer contacto visual, él se aleja y me dice que debe ir a hacer sus quehaceres, que debe ir a buscar a una mascota que no lo conoce y que debe leer no sé qué cosa, porque el deber es más importante. 
Aquella conexión es el único gesto donde se logra ver la ingenuidad y la debilidad de este ser humano, socialmente perfecto, pero humanamente común.


viernes, 11 de marzo de 2016

Sé que me miras, pero no logras ver nada aquí dentro.