No se manifieste como rebeldesé que jamás creyó en los sagrado,
no crea tampoco en la naturaleza divinapero sí en la entrega de sus manos,ría verdaderamentepues, somnolienta siempre despierta iluminada-sigue insistiendo-
con el brillo de aquellos ojosre-cita con la música de los abrazos no-deseados ayer
y que de una vez se proclamaron mediante el ósculo!qué huracán!ya no existe la guarida.El susurro se escucha
y el mundo poco a poco acaba allá afuerasi bien, colores, se adueñan de ellaél es el pincel que los mezcla.
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