jueves, 19 de marzo de 2009

Tres monedas de color dorado


Tú cruzabas la calle, una avendida que jamás supe cual era, con tu sweter rojo y los jeans que solías colocarte junto a aquellas zapatillas que a mi me encantaban. La expresión de tú rostro era extraña... estabas serio, sin siquiera esbozar una sonrisa tan solo por cortesía.
Yo estaba del otro lado de la calle, y te esperaba como de costumbre, no sabía que hacer ni decir, pues tú cara lo expresaba todo. Y así esperé, sin decir nada.
Desde el otro lado te disponías a atravesar y yo: tan solo esperaba.
Lo curioso viene ahora: pasmada estaba yo, y tú a lo único que atinaste fue a votar tres monedas doradas, luego te diste una vuelta y te fuiste, haciendo con tu rostro un gesto como diciendo "adiós" y yo... pasmada.
Al finalizar aquella terrible imagen desperté y trataba de convencerme de que tan solo era una más de aquellas imágenes oníricas de las que estoy acostumbrada a tener, y a asustarme con más frecuencia.
No quiero creer que el número de aquellas monedas signifique algo, no quiero pensar tampoco que fue una premonición, ni menos que tus jeans y zapatillas los veré nuevamente frente a mi así como si nada.
Y vuelvo a decir, que no pensaré más, no te buscaré; dejaré que tú y el tiempo a lo que le he dado tal, hagan que me tope nuevamente con tú presencia sin que el destino así lo quiera.

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