viernes, 1 de enero de 2010

Ese día que espero, se repita.



Lo miré fijamente a los ojos, y le dije "que rico se siente verte nuevamente". él sonrió y dijo un sí, que combinó con un gran y apretado abrazo; nos dimos un beso, y volví a sentir lo que hace días no sentía: su aroma, esa que es característica solo de él, y que por más que insisto en el metro y las micros, por buscarlo en alguien para recordarlo tan solo un segundo, no lo encuentro.
Al poder mirarlo a los ojos, nuevamente, sonreí, al juntar nuestras manos, sonreí y le dije lo que me pasaba por la cabeza en aquel momento. Cuando acaricié su mejilla él respondió a lo que decía, caminamos bajo un sol que quemaba-literalmente- pero éramos y somos felices, porque es el mismo astro que guió innumerables caminatas en otro escenario.
Nos refrescamos con agua, de esa que jamás había bebido, respiré el aire que una vez entre sollozos había ingresado en mi, miré nubes que nunca había observado y que jamás volverán a ser miradas por nadie aunque quiera.
Miré, oí, gusté, toqué y sentí aromas que nunca antes había sentido, hablo de compañías, de sonrisas, anhelos, bailes, vinos interminables, y lo mejor: un beso en la mañana que junto a caras de somnolencia, decía que empezaríamos nuevamente un nuevo día, muy distinto al anterior, muy distinto.


*A ese que miré aquel día.

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