domingo, 18 de octubre de 2009

Al aire

Cuando de trata de asumir, nadie es el asumido por ontonomasia, eso que duele no es lo que agrada, pero sí, debemos tratar de vivir cn ello.
Hace unos meses, discutía con alguien que jamás se había presentado ante mí. Alguien a quien todos adoran y pedían a gritos que no se llevara a nadie, sin embargo, yo seguía cuestionando su existencia. Por qué nos hacía sufrir, por qué era una persona y no otra, miles de por qué que nunca tuvieron respuesta.
Luego que sucediera lo que nadie quería, pasó un tiempo, y a la fuerza se tuvo que asumir que Èl, era quien mandaba las vidas de las personas, era Él el que hacía que todos estuviésemos apenados por la partida de quien amabamos tanto en vida y que sin duda recordaríamos de la misma forma.
Claramente el cuestionamiento seguía, pero un día dejé de preocuparme por él y comenzé a ver el lado "positivo del asunto". Hablar de alegrías es dificil, más aun si la compañia del dolor son las lágrimas y el recuerdo, pero sí se puede hablar de alivio, se puede hablar de paz y de descanzo perpetuo, para quienes estamos aquí y los que allá están.
No quiero ser altanera ni proyectar algo que no soy, solo quiero ser, estar y anhelar tranquilidad ante lo que es imposible de desviar.

Atte, incrédula.

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