sábado, 2 de mayo de 2009

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Hace días que no escribía, porque no quería volver a pensar demás. Pero desidí no hacerlo y seguir escribiendo, si mal que mal el aborrecimiento no te atrofia los dedos.
Por lo general, hay personas que no tienes en mente y te ayudan en los momentos precisos... en esos que sientes que ya no das más. Esas personas, con algo tan simple como una sonrisa, un abrazo y una mirada sincera, sobretodo, hacen que por instantes se te olvide el aluvión de emociones que derrepente se te viene encima.
Aunque nada es perfecto, sé que siempre tendemos a la perfección; equivocada o correctamente, yo no soy como el común de las personas. Gracias a Dios!

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