jueves, 19 de febrero de 2015

Costanera

Hace unos días la vi caminar junto al parque, aquel que está a la orilla del río. Lucía bien, no como todo el mundo creía, por su enfermedad.
De vez en cuando debía sentarse y respirar el aire sucio de la ciudad, pero luego recuperando el aliento, seguía su caminata mirando al frente. Su único objetivo aquel día, era sentir cómo el viento rosaba su cabellera y hacía que sus piernas, descubiertas y al sol, tomaban el color del verano quemante de la ciudad.
Logró su cometido, fue feliz, respiró-aunque en ocasiones le costaba-, pero lo logró.
Ya casi a media noche, luego de toda un tarde por la Costanera, estaba en su habitación; recostada analizando su día.
Al día siguiente, no tuvo más días felices como ese, sus manos reposaban sobre su pecho y las flores perfumaban su alrededor. Sus pies iban mirando el norte.

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